martes, 27 de octubre de 2015

Un poco de reflexión

Siento tener el blog tan abandonado.

Como me suele ocurrir con otras aventuras en forma de blog que he iniciado, una mezcla de de apatía, y de resignación; unidos a mi proverbial falta de tiempo, no me dejan escribir ni rellenar los espacios.

Os cuento un poco, así, a modo de confesión:

Cogí con afición el recuperar el gregoriano en mi iglesia. Busqué herramientas. Cursos. Grabaciones. Base de datos donde encontrar el propio y el ordinario para las fiestas litúrgicas. Empecé a ensayar la "orbis factor" con la escolanía, compré los tres tomos del propio "organo comitante" que publican los monjes de Solesmes... ¿y para qué?

Los sacerdotes de mi iglesia en cuanto llegan al órgano y me ven con "lo que toca" preparado en el atril y todo dispuesto, les falta tiempo para decirme "mira, hoy vamos a cantar 'tu has venido a la orilla', así para que la gente cante" o algo por el estilo...

Tengo la sensación de vivir en un mundo que no es el mío con esto. Y me pregunto, ¿soy yo el que lo hace mal?

A nadie -por lo menos en mi iglesia- le interesa ni el canto, ni la música, ni el gregoriano, ni el propio, ni entonar bien, ni colocar la voz, ni ensayar, ni nada por el estilo. Y en realidad, no se lo reprocho... ¿para qué complicarse en hacer un canto que sirva para lo que fue concebido, si es complicado hacerlo y requiere preparación?

¿Gregoriano? eso es de 'sotanasaurios tradicionalistas' (permítanme la ironía y que nadie, si lo lee, se ofenda)

Pensé también, iluso de mi, que dada mi condición de compositor, podría empezar a componer una colección de piezas para órgano que realmente contuvieran el espíritu católico, siguiendo la estela de O. Messiaen, por ejemplo, o de tantos otros; y me di cuenta de otra cosa... músicos españoles que hayan compuesto música sacra en el siglo XX se cuentan con los dedos de una mano: Elduayen, Torres, Juan Alfonso, Juan María Thomas... hay alguno más, sobre todo en el norte... pero... ¿después del año 62? Hagan la prueba y busquen. ¿Bernat Juliá? Tengo la sensación de que en la segunda mitad del siglo XX es un erial absoluto, quizá con dos hierbajos -con perdón- ¿para qué componer música sacra si nadie en absoluto va a interpretarla en la misa?

Y sin embargo leemos cotidianamente como hay cientos de conciertos de órgano en recién restaurados instrumentos... pero no hay organistas tocando misas como en realidad se debería; abandonadas las parroquias a los grupitos de guitarreros vociferantes cometiendo auténticas herejías. Por cierto que cuando uno dice que esta práctica es hereje, le tachan a uno de poco menos que talibán. Tantos años aprendiendo, puliendo defectos, mejorando, para que le tachen a uno de talibán...

Sigo pensando que la música en el mundo católico hispano debería estar profesionalizada; y crear entre el clero auténtica conciencia de lo que está bien y lo que no; pero aquí tan solo se encogen de hombros con esto. ¡Qué envidia de los franceses, alemanes, holandeses, italianos, ingleses!....

Pero aquí eso es un mundo que no existe; y desearlo es fantasía. Reclamar dignidad para la profesión de organista al servicio de la iglesia es gritar en medio del desierto; a menudo criticado por los propios compañeros de profesión.

(por cierto que odio el calificativo de 'organista litúrgico' por lo peyorativo).

En la medida de lo posible, continuaré con el blog; pero dependerá del tiempo que tenga, pues -y lo digo con amargura- es algo superfluo y sin utilidad.




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